martes, 7 de julio de 2009

La homofobia y la doble moral gay

Situación 1
Un amigacho de hace mucho tiempo, desde mis épocas de universitario, me visitaba frecuentemente en la chamba. Él iba suelto de huesos, a veces con una amiga, a veces solo, y siempre se anunciaba en recepción. Toda la vida, este amigo ha sido de maneras muy correctas y delicadas. Tanto así que uno no tiene que preguntarle si es homosexual. Y él, no se hace problemas. “Si alguien se paltea con que yo sea gay, es su problema. No mío”, recuerdo que me repetía.

Yo bajaba raudamente, lo saludaba con efusividad y siempre conversábamos o salíamos a almorzar o, cuando era la hora de salida, nos íbamos a una fuente de soda que nos encanta o simplemente al cine. En fin, siempre la pasamos bacán mezclando la conversa con chacota y mucho raje.

Recuerdo que cuando este amigo fue por primera vez a mi casa. Mis padres se asustaron. Me sugirieron, sutilmente, que no lo frecuentara, porque “era una mala influencia”. En ese entonces, yo era un cachimbo, y mi amigo ya me había confesado que le gustaban los chicos. Pero yo aún estaba en una etapa de negación, y me espantaba el mundo gay. Podría decirse que fue mi primer amigacho en mi etapa universitaria, incluso antes que yo me diera cuenta y aceptara mi naturaleza.

Recuerdo que cuando mis padres me repitieron la “recomendación”, les aclaré que no importaba si mi amigo era gay o no, y que ése no era problema de ellos. Más bien, les dije que él era una buena persona, muy inteligente y responsable. Fue tal mi defensa, que desde entonces ya no se volvió a tocar el tema. Y mi amigo empezó a ser respetado por toda mi familia.

Situación 2
Fue hace unos meses, un amigo al que no veía tiempo, me dijo que necesitaba verme. Le dije que me fuera a buscar al trabajo a la hora del almuerzo. Al llegar, se anunció y bajé. Nos fuimos caminando rumbo al restaurante, y en el camino encontré a algunos compañeros de la chamba, que terminaban mirando, con asombro, a mi acompañante.

Debo confesar que me sentí incómodo, pues noté que llamaba la atención los amaneramientos y “disfuerzos” de mi pata. Él caminaba como en una pasarela. No vestía ropa de colores llamativos, pero la forma en que gesticulaba y las frases que lanzaba me hacían sentir en el propio infierno. Me sentía terriblemente “quemado” (es decir, que me ponían en evidencia ante el resto).

El camino hacia el restaurante fue de lo más chistoso. Yo apuraba el paso. Le decía a mi amigo que camináramos rápido para comer y conversar lo más posible, y aprovechar mi hora de refrigerio. Mi idea era sentarnos en el lugar más alejado del local, pero sucedió todo lo contrario. El lugar estaba repleto y tuvimos que sentarnos en una mesa cercana a gente que me conocía.

Traté de obviar al resto y conversar como lo hacíamos antes, con irreverencia y libertad. Pero el encuentro fue incómodo, pues por más que intenté, sentí que me afectaba la presión del resto, los ojos censuradores, las palabras a media voz.

Sentía ganas de decirle a mi amigo que se portara como un machito. Pero no sería justo. Y lo más chistoso es que no sería él. De pronto, recordé al amigo de la historia inicial y sentí que no tenía derecho a marginarlo por ser amanerado.

- “Please, haz buses un ratito, que la gente de al lado es de mi chamba”, le pedí en un arranque desesperado de sinceridad.

Mi amigo entendió el mensaje y guardó las formas. Conversamos sin más problemas y me acompañó a mi trabajo de vuelta.

Gays y homofóbicos
Una vez que se fue, me quedé pensando en por qué los propios homosexuales, en su mayoría, nos exasperamos cuando vemos a alguien súper amanerado y tratamos de huir de ellos.

¿Por qué no tenía problemas con que la gente me vea departir con el primer amigo de esta historia? ¿Por qué sí me afectaba que me vieran con el segundo? Quizá sentía que uno era más amigo mío que el otro; y, a mayor amistad, menor importancia la prestaba al qué dirán.

Pero me percaté también que no tengo amigos travestis, o al menos no los tengo en mi entorno cercano. También reparé en que siempre prefería andar con amigos a los que no se les notara mucho su condición. Un sondeo mental me hizo notar al instante, que yo seguía el mismo patrón que mis amigos y conocidos.

De pronto me sentí homofóbico. Pero advertí que lo hacía inconscientemente, sin mala leche. Es decir, discriminaba a mis congéneres, simplemente por ser “muy mujeres”, y quizá porque en un afán de protección no quería que piensen que soy igual “de loca”. Pero también sentía que me divertía mujereando a mis amigachos y bailando y cantando temas súper gays. ¿Osea, eso también me hacía proclive a recibir la censura de varios miembros de la comunidad gay limeña? No me pareció justo.

Conversé con algunos amigos al respecto y la respuesta fue unánime. No serían amigos de un travesti, hasta que sean abiertamente gays ante la sociedad. Tampoco prefieren andar con chicos muy afeminados. Incluso, alguien me dijo que le bastaba notar alguna actitud “de mujer” en cualquier muchacho con quien salía para terminar definitivamente.

Llegué a la conclusión que casi todos los gays somos homofóbicos. Unos más que otros. Y me sentí culpable por también tener esa doble moral, como la gran mayoría en Lima, la cual considero que será muy difícil de cambiar.

¿Eres muy afeminado y te has sentido marginado por la comunidad gay? ¿Tú tienes amigos que son muy afeminados? ¿Por qué no tendrías un amigo muy afeminado? ¿Serías amigo de un travesti?


Tam Tam Go - Manuel Raquel
Triste rola española, que nos recuerda que la amistad está por encima de cualquier tipo de discriminación.

13 comentarios:

Kilder dijo...

Creo que es cierto que casi todos los gays tienen grados de homofobia.. No voy a negar que tambien me daría palta vivir una situación como la tuya.. Me pasó una vez cuando conocí a un amigo de internet no lejos de mi casa.. y cuando lo vi llegar, caminaba como modelo de pasarela .. le dije para ir a otro lado, a un CC, y lo peor.. alli andaba mi novio con su familia paseando jajaja, y no sabia que hacer para esconderlo jajaja

Little A. dijo...

Ahora que leo esto y veo tu descripción de blog de "...Sin Paltas", me río. Porque las veces que te digo para ir a un Karaoke cerca de tu chamba te arrochabas todito. Mejor deberías poner "... con paltas arroz y conchitas -María conchitas -".
Por otro lado, sí yo también he sentido esa vergüenza de sentir que alguien conocido que no sea de mi familia más cercana o mis mejores amigos heteros o mis conocidos del ambiente, me pueda ver en alguna situación donde puedan sacar la conclusión de que yo sea gay. Aunque me destile por los poros cuando estoy por mi cuenta xD.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

El asunto de la doble moral... ¿Por qué muchos de nosotros la tenemos, aunque no nos guste? Porque uno trata de vivir como gay de cierta manera que el trabajo no se ponga muy en riesgo, que el grupo de amigos de siempre te trate de igual a igual, que los vecinos no tengan mucho qué decir y que puedas moverte dentro del círculo social que te importa sin ser señalado ni marginado.... Y por eso, mientras tratas de ser el gay "lúcido", "inteligente", "creativo", "con excelentes resultados", "de buen gusto", "culto" y con "poder adquisitivo", terminas siendo tan discriminador como cualquier otro ser humano (gay o no)... porque solo si el otro está por debajo, tú estás por encima.

Y los amigos no se salvan de esta fría lógica. Si son afeminados (un poquito, algo o mucho), si no tienen un título en tal o cual universidad, si no consumen ciertas cosas... todo eso los pone bajo la categoría: "Me estás poniendo en peligro", dependiendo del momento. Al autor del artículo fue en su trabajo. Quizá el autor ha puesto en peligro a alguien en otro contexto así como yo he sido un peligro para algún buen amigo.

No sé, pero a veces creo que sumado a todos los prejuicios y complejos que tenemos como peruanos, el ser gay crea otras tantas subdivisiones - entre las que ser afeminado es una de ellas, quizá la más inofensiva -, que me quedo literalmente sin rumbo ni orientación.

Alguna vez aluciné que el ser gay podía ser algo totalmente contracultural que ayudara a la sociedad peruana a pensar si una estructura social basada en despreciar lo diferente que somos tiene el potencial de llegar a algo bueno, saludable y con posibilidad de durar en el tiempo.

Algo hicieron bien las distintas culturas prehispánicas... quizá supieron sacar provecho a la diferencias, inclusive a las sexuales (recordemos los huacos eróticos. Museo Larco, en la av. Bolívar. ¡Imperdible!).

Creo, muy ingenuamente, que el día en que seamos capaces de descubrir qué de valioso tiene esa persona y esa otra y yo mismo, habremos emprendido el camino hacia el sentirse totalmente a gusto con la diferencia.

Claro que esto quizá vaya de la mano con teer la capacidad de alzar la voz y decir basta a quienes tratan de uniformizar y ridiculizar toda diferencia que les resulta vergonzosa y angustiante. ¿Estamos listos para empezar a decir: "¡¿Qué chucha miras?!" (¡Basta! en buen peruano).

Nano dijo...

Vaya, anónimo...
Genial tu comentario.
Suscribo casi todo lo que señalas.
Espero que algún día podamos superar esos prejuicios y estereotipos culturales y podamos ser más libres.
Un abrazo
Nano

Anónimo dijo...

Tienes ciertas incomodidades y prejuicios porque antes que nada, eres parte de esta sociedad, y muchas de las aficiones y aversiones que tienes en el chip han sido grabadas por ella.

Ivonne dijo...

Intentaré responder las preguntas:
¿Eres muy afeminado y te has sentido marginado por la comunidad gay?
No soy gay =(. Y no soy muy femenina
¿Tú tienes amigos que son muy afeminados?
Sí :)
¿Por qué no tendrías un amigo muy afeminado?
Los tengo y no tengo problemas
¿Serías amigo de un travesti?
Siendo sincera, no sé. Tengo la idea que son algo escandalosos... cuandoa mi me gusta pasar inadvertida en la calle.


Saludos!

Nano dijo...

Hola Ivonne:
Gracias por postear.
En realidad esas preguntas estaban más orientadas a gays hombres, pero me encantan tus respuestas.
Un beso

Ivonne dijo...

Nano.. no me discrimines ps!!
jajajaja

ya estoy ansiosa por leer el post en el Blog de Cebaz xD

Anónimo dijo...

es porque en realidad todo esos homosexuales son gente machista, misoginica, transfobica, y sienten odio por las diferentes formas de expresion, todo esto es un hipocresia

Anónimo dijo...

todo tenemos que estar unidos

Anónimo dijo...

Nano, soy un infiel.com, por naturaleza. He llegado a la conclusión que es la forma menos nociva de ser infiel. Pero, habría que redefinir, el concepto de infidelidad en estos tiempos.com, no crees??
Yo lo asimilaría a ser infiel en pensamiento, al menos, ha sido así hasta ahora.
Saludos,
Rafo

Anónimo dijo...
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