sábado, 25 de julio de 2009

Infieles.com

Tom y Jerry viven un tórrido romance. Tienen una relación envidiable para algunos, insufrible para otros. Se comprenden, se quieren y hasta piensan en cómo será cuando vivan juntos. Ante el resto, son una pareja ejemplar. Lindos. Quienes los conocen dicen que lo tienen todo. Compañía, comprensión y amor.

Un domingo por la noche Tom me llamó desconsolado. Estaba en la calle. Había salido a caminar para despejar su mente y necesitaba escuchar la opinión de un amigo.

Tom no lo pudo creer hasta que lo vio con sus propios ojos. Un amigo X le había “dateado” que su querido Jerry era todo un jugador en el ciberespacio. No le hizo caso al inicio. Pensaba que lo hacía con mala leche y no le tomó importancia. Pruebas le pidió, y pruebas le dio.

Tom empezó a respirar con dificultad cuando este amigo le envió la ruta que lo llevaría al perfil que “el amor de sus amores” ostentaba en una comunidad virtual de flirteo, ligue y lascivia. La página empezó a cargar y las fotos del perfil fueron definiéndose.

Tom sintió náuseas. No se distinguía claramente la cara de Jerry, pero no había duda. Esas imágenes mostraban más de la cuenta: partes descubiertas de zonas que él conocía a la perfección. Me contó que lo peor de todo ocurrió cuando vio a Jerry exhibiendo sus músculos frontales, como si clamaran por ser mordidos.

Su presentación era inofensiva. “Jerry, de tantos años, del Perú, que quiere conocer amigos de todo el mundo”.

“!¿Acaso tú invitas a alguien a ser tu amigo virtual enseñándole las piernas calatas, el pecho y hasta el trasero?!”, Tom me gritaba en el teléfono.

Se sintió traicionado. Y lo había sido, “al menos” virtualmente. Lo cierto es que sentía el mal sabor que deja una infidelidad, por muy digital que hubiera sido.

Me decía que al descubrir las pendejadas de Jerry se vio entre dos opciones: desfogar su furia contra su “pérfido.com” y terminar con él sin explicaciones o salir y despejarse hasta que se le pase la rabia y luego regresar a aclarar las cosas.

Optó por lo segundo. Pero dejó prendida la computadora con la página web delatora en el monitor. Y ahí se quedó, escandalosamente congelada. Jerry escuchó que Tom tiró la puerta al salir del departamento. Lo llamó y trató de ir detrás de él, pero antes de salir de su casa se percató que lo acababan de “ampayar”.

Tom seguía en el celular conmigo. Se sentía el hombre más imbécil del mundo por depositar su confianza en alguien que se ofrece burdamente por Internet. “Saber que tiene ese comportamiento en la red, me hace sentir que estoy con un promiscuo, que no me respeta, y lo peor es que se expone a que el resto lo descubra, dejándome como el más cachudo del ambiente”.

Yo no tenía palabras de consuelo para él. Cualquier cosa que le dijera sólo agravaría la situación. Al inicio le expresé mi solidaridad y le dije que Jerry era un huevón. Desde luego que a mí también me hubiera jodido harto.

Pero recordé que tiempo atrás Tom me contaba acerca de sus aventuras en las líneas calientes (las famosas líneas telefónicas para hacer amigos y ligar, aunque me dijo que solo lo hacía con fines onanistas), cuando él estaba con otra pareja. Le refresqué la memoria y Tom empezó a calmarse, y se dio cuenta que también “había ropa tendida en su territorio”.

“Es cierto, también he tenido mis flirteos, pero fueron telefónicos, ni siquiera llegaron a ser virtuales. Además, los míos sí fueron inofensivos y jamás se enteró mi ex, y mucho menos nadie me ampayó”, me replicó.

Minutos más tarde, Tom se sintió mejor y regresó a la casa de Jerry.

Al llegar, el “pérfido.com” ya había borrado sus perfiles en la red. No solo tenía uno, sino dos, en distintas comunidades virtuales de hombres-buscando-hombres. Antes que Tom le pidiera explicaciones, su novio se deshizo en disculpas y le prometió que no volvería a suceder, que no había hecho nada malo y que solo se había contactado con gente del exterior, con quienes jamás hubiera podido serle infiel. “Jamás me he contactado con alguien del Perú, y menos de la capital. Jamás te he sido infiel”, le aseguró.

Tom no le creía nada. No llegaba siquiera a entender en qué situación se encontraba. Mientras Jerry hablaba y ponía cara de compungido, él se preguntaba si lo que acababa de ver llegaba a ser una infidelidad. Es decir, si se ajustaba a lo que Jerry le decía, todo no pasó de flirteos de chat, coqueteos por email, pajas por webcam, técnicamente no había sido una sacada de vuelta, ¿no?

Eso lo tenía claro, pero lo que le jodía sobremanera era haberlo descubierto.

Sin embargo, sintió que no tenía autoridad moral para sentirse indignado, pues él mismo había hecho algo parecido cuando estuvo con su ex. "Ojo por ojo, diente por diente", reflexionó en silencio un resignado Tom.

“Ahórrate tus excusas y no quiero saber más de tus huevadas. Siento que ya no puedo confiar en ti. La cagaste”. La conversación acabó ahí. La relación pasaba por la peor de sus pruebas.

Lo que sucedió con Tom y Jerry me hizo pensar en la infidelidad en los tiempos modernos, de Internet, Hi5, facebook, y las diversas páginas de comunidades virtuales, que pueden ser tan inmensas como arrechamente tentadoras. Las hay de todos los rincones del planeta, en todos los idiomas y para todos los gustos. Ahora los amantes pueden estar al otro lado de la pantalla.

Varias preguntas surgieron. ¿Se es infiel tan solo con exhibir más de la cuenta tus atributos en un perfil virtual y hacer amigos así? ¿Qué puede animar a un ser humano que supuestamente vive feliz con su pareja a mantener caliente su perfil con fotos más que sugerentes? ¿La infidelidad comienza desde que la pareja la descubre? ¿Acá funciona eso de “ojos que no ven, corazón que no siente”?

Recuerdo que una vez un amigo me dijo que había optado por no tener pareja porque simplemente no sabía cómo ocultarle sus infidelidades, y no quería hacer sufrir a nadie. Que él también aceptaría infidelidades, pero jamás debería enterarse. Era algo tácito. Como era un requisito difícil de cumplir optó por jurarle fidelidad eterna a sus principios y desde entonces ha tenido todos los amantes que se le ha antojado. Me parece muy sincero que antes de vivir de infidelidad en infidelidad, le sea fiel a sus antojos carnales.

¿No actualizar el estado sentimental (en relación o soltero-y-sin-compromiso) puede ser una manera solapada de pretender incursionar en la infidelidad.com? ¿Si tomas en serio a tu pareja, por qué no decirlo en tu perfil público? ¿Te resta atractivo ante el resto? ¿Vergüenza? ¿Te afectaría si tu pareja te lo hace?

Las preguntas surgían una tras otra y la verdad no podía encontrar respuesta a la gran mayoría, porque, en primer lugar, no me gustan los perfiles públicos de las redes sociales y no me he creado ninguno; y segundo porque siempre le he tenido un respeto-miedo a la infidelidad, en el sentido más carnal del término, y hasta ahora no he recalado por esos rincones. (y espero no hacerlo).


Quizá para la mayoría de lectores de este blog, la infidelidad.com es inofensiva y hasta infantil. Es más, quizá no la consideran como infidelidad, propiamente dicha. Pero no me van a negar que si alguien cae en el extraño juego de buscar algo fuera de la relación, es porque busca satisfacer algo que ya no encuentra. Quizá una distracción para escapar de la rutina, quizá un jueguito para mantener sus hormonas en ebullición y usar esas ansias con el ser amado. Pero también sé de casos en que luego de ser amiguitos.com, pasaron a ser noviecitos-de-mentira.com, después amantes.com y terminaron en amantes de carne y hueso.

Pensé que Tom y Jerry habían llegado a su fin. Pero la verdad es que siguen juntos y su relación se volvió más sólida. Tom me confesó que ese episodio los ha hecho verse como los seres humanos que son y la pareja no es otra cosa que la unión de dos seres humanos.

Pensé que Tom había llegado a un grado de madurez envidiable, para manejar y haber superado una situación tan incómoda. Pero no fue sólo eso. Mi amigo me contó que a las semanas de lo sucedido, ambos conversaban mientras estaban bajo el efecto del alcohol. Tom tocó el tema de la infidelidad.com y Jerry le confesó que no había regresado a los perfiles virtuales, pero a veces le daban muchas ganas, pues necesitaba que otras personas le digan que era guapo, que lo desearan. Que solo así, podía sentirse bien consigo mismo. Tom entonces entendió tantas cosas. Y en ese momento, sintió que era justo perdonarlo.

¿Qué opinas de la infidelidad.com? ¿Tú la consideras como un tipo de infidelidad? ¿Has sido o te han sido un infiel.com? ¿Cómo lo tomaste? ¿La perdonarías?


Tam Tam Go – Atrapados en la red

Canción pop que recuerda que el amor y la calentura se encuentra entre las arrobas y el punto.com

María Conchita Alonso – Noche de copas

Maria Conchita Alonso pide perdón a nombre de tod@s los infieles.

Rocío Dúrcal – Infiel

“Quien traiciona un gran amor, es un infiel… y ¡un infiel no es para mí!”, dice la recordada Novia de América.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante el artículo. Lo he leído y reconozco, en cada párrafo, que el autor ha hecho un análisis minucioso, sin dejar escapar casi ningún detalle ni perspectiva, lo que resulta más asombroso aún dado que él mismo reconoce que no ha transitado por los caminos de la infidelidad.

Cuando me veo en las distintas relaciones que he tenido y trato de comprender por qué fui infiel, en uno o en varios momentos, me doy cuenta de que hubo una confluencia de factores en el acto mismo de pensar, desear y decidir ser infiel: el momento en que se hallaba mi relación, la edad, las ganas, la vanidad, una gran curiosidad por explorar el cuerpo del otro y una gran incapacidad para reconocer el dolor que podía causar. (Curiosamente unida a una increíble demanda y exigencia de que "no perdonaría a mi pareja si me fuera infiel" - machismo puro y del más troglodita -).

Creo que en la infidelidad siempre hay más riesgo de herir a alguien: a tu pareja si te descubre o al otro, si se engancha cuando uno ya quiere dar por terminada la cosa, o a ti mismo pues normalmente uno se siente mal al mentir, al menos durante los primeras horas después de ....

También ayuda más o ayuda menos el soporte de amigos y sus creencias: cuando mis mejores amigos me festejaban la canita al aire y podíamos hablar de la misma con frivolidad - pretendiendo que éramos muy liberales -, cuestionando los discursos conservadores sobre la fidelidad, reduciéndolos a malas copias de lo que se dice en el mundo hétero y en las novelas mexicanas, entonces, me era más difícil "ver y entender" el acto de ser infiel en su totalidad.

Creo que para ser infiel es mejor no engañarse: hay mil puertas para entrar en esa casa, cada quien tiene la suya.

Como infiel profesional del pasado, es algo que a mi edad no volvería a hacer porque ahora aspiro a otras cosas en mis relaciones. He tardado mucho en madurar en algo tan básico, pero llegué al fin y eso es lo bueno. Me siento mejor ahora.

Coco dijo...

Este blog me da mas asco que la lluvia dorada

Nano dijo...

Hola Coco:
Gracias por comentar.
Mas lleva tilde en la á.
Saludos,
Nano

Alex dijo...

Bueno uno es libre de elegir que le gusta o no, si a ciertas personas no les gustan determindas cosas que no entren, y es de personas educadas evitar palabras ofensivas.
Creo que el sr. coco no es ni educado ni valiente ya que se escuda del anonimato que le brinda el computador para expresarse, seguro que es un gay reprimido te recomiendo que leas todo el blog.
Besitos
Alex

Nico dijo...

Yo he sido infiel en todos los aspectos. Es jodido, pero uno en ese momento no piensa. Luego te sientes mal, es cierto, y juras nunca más hacerlo, pero terminas cayendo.
Buena entrada y mejor post.
Éxitos.

Anónimo dijo...

Nano, soy un infiel.com, por naturaleza. He llegado a la conclusión que es la forma menos nociva de ser infiel. Pero, habría que redefinir, el concepto de infidelidad en estos tiempos.com, no crees??
Yo lo asimilaría a ser infiel en pensamiento, al menos, ha sido así hasta ahora.
Saludos,
Rafo

Nano dijo...

Hey Rafo:
¿Cómo definir la fidelidad y la infidelidad en los tiempos.com?
A ver... por lo que dices intuyo que quieres decir que en los tiempos.com, la infidelidad.com es permitida... ¿siempre y cuando se circunscriba a una mera infidelidad por pensamiento?. Interesante.
Saludos y gracias por comentar.

Anónimo dijo...

Tema interesante. Me pasaron el blog y lo leí en una. Muy chévere.

Esto ya te lo dije el otro día.

Msj de prueba :P jaja.

JC

Anónimo dijo...

La infidelidad es más antigua que la fidelidad, por eso sabe más mañas....

A_J dijo...

Que interesante Blog.

Sentía que hacia falta uno así en Lima.

Yo no he sido infiel, pero una vez borracho casi lo soy.

Otra vez, fui participe de un trío con una pareja muy estable, de años, y siguen juntos.
Yo te pregunto nano punto com, si en ese caso cuenta como infidelidad.

Saludos

A_J

Nano dijo...

Hola A_J:
Gracias por tus comments.
Pues déjame decirte que tu experiencia no tiene nada de infidelidad.nada... jejeje
Saludos,
Nano

Anónimo dijo...

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